sábado, 6 de agosto de 2011

Liria-Capítulo 1

Después de tanto tiempo sin escribir en el blog, llego yo para presentar la nueva historia que estoy escribiendo: Liria.

Si veis algún fallo o tanéis alguna sugerencia las acepto.

Pues nada, ahí os dejo el primer capítulo:




Capítulo 1: ¿Quién soy?

Un chico, es un chico. Me está tocando. Se ha puesto encima de mí y ha colocado sus manos en mi pecho. Está acercando su boca a la mía. ¿Me estará violando? Me cuesta pensar con claridad, me duele la cabeza, noto un sabor salado en mi lengua y, para colmo, no puedo mover mi cuerpo y defenderme del chico que me quiere violar. No distingo bien sus rasgos faciales. Fuerzo a mi cuerpo para poder defenderme, huir, lo que sea... pero no se mueve. El chico, que sigue con sus manos en mi pecho, presiona. Entonces, noto que escupo agua. Ese chaval acaba de besarme, pero no me está metiendo la lengua, está echándome aire. Mientras remite el proceso, noto como poco a poco me estoy recuperando. Por fin me puedo mover. Aprovecho para apartar al chico y huir de él. De repente, el mundo gira hacia arriba... no, soy yo, estoy cayendo. Me vuelve a fallar el cuerpo y pierdo la conciencia.
Me acabo de despertar. Estoy en una cama. Sé que he soñado algo, pero no me acuerdo qué. A mi alrededor veo lo que parece una habitación. Es bastante pequeña. Las paredes y el suelo son de madera. Hay una cómoda en una esquina y una mesita de noche a mi lado y, encima de esta un flexo, sin embargo, no parece estar conectado, es más, no tiene ningún cable.
Estoy muy a gusto en la cama, pero me tengo que levantar, tengo que saber que pasa aquí. Levanto la parte superior de mi cuerpo y la luz del sol, que entra por la única ventana que hay, me da en la cara. Estoy semidesnuda: llevo un sujetador y bragas, pero no más ropa, y estoy segura de que cuando me encontré con el chico llevaba puestos unos pantalones y una camiseta. Termino de levantarme y examino la habitación. Veo que, debajo del flexo hay una nota. Se ve borrosa y un poco destrozada, como si la hubiesen metido en el agua y removido dentro de ella. No se entendía bien, pero pude leer algo: “... y recuerda, eres Liria...” Liria... me suena ese nombre, tal vez es el mío, no me acuerdo, no me acuerdo de nada antes de ese chico. Mierda, ¿quién soy?, ¿por qué no recuerdo nada? Pero...tengo conocimientos sobre ciertos objetos y también se leer. Parece que me acuerdo de todos los conocimientos que tengo, pero no tengo recuerdos de mi vida. He debido sufrir un fuerte trauma que haya bloqueado mis recuerdos o, a lo mejor, alguien me los ha borrado. Pero eso no tendría sentido, aunque alguien tuviese la tecnología necesaria para hacer eso, no tendría ninguna utilidad únicamente borrarme los recuerdos. Entonces... ¿qué hay de la nota? Intentaba recordarme algo. Quien soy, tal vez. Pero no se lee bien. ¡Aghhh! No sé qué hacer... estoy confusa.
“Tock, tock”. Oigo la puerta sonar.
-Adelante- digo algo desganada.
La puerta se abre lentamente y veo como, poco a poco, mucha luz entra en mi habitación. La puerta se abre del todo y veo a un chico. Creo que es el que me besó. Me acabo de dar cuenta de que no estoy vestida. Me refugio detrás de las sabanas.
-¡Hola! Te traigo la ropa- dice bastante alegre-. No te preocupes por taparte, ya te he visto antes así. Yo te quité la ropa.
No puedo evitar enfurecerme y atacarle con las almohadas, pero se me acaba rápidamente la munición.
-¡Ay!- se queja ese enano-. Creo que no me has entendido bien. Verás, resulta que...
-¡Vete!- le corto más furiosa de lo que he estado jamás (aunque eso no es algo que pueda asegurar, ya que no me acuerdo de mi pasado)
-Está bien- dice mientras sale, aunque no sin antes dejar la ropa encima de la cómoda.
Me acerco a la cómoda y miro la ropa. Está algo rota, pero limpia. Son unos vaqueros ligeramente anchos y una camiseta de manga corta de un color rojo apagado con manchas azules contrastando con el rojo. Decido usar estas ropas, de momento. Antes de ponérmelas las reviso. Solo encuentro algunos trozos de papel en los bolsillos, lo que hace que confirme mis sospechas sobre que ese papel lo llevaba yo. Empiezo a vestirme y escucho la voz del chico hablándome desde fuera de la habitación.
-Ayer apareciste inconsciente en la costa- dijo bastante calmado-. Yo te hice el boca a boca para intentar salvarte. Entonces, huiste. Te fuiste corriendo y tropezaste. Me acerqué a ti para ayudarte a que te levantases, pero estabas inconsciente. Te golpeaste en la cabeza al caer. Por suerte, no fue serio y solo te desmayaste. Llamé a mi padre, que andaba cerca y me ayudó a llevarte al campamento. Decidimos traerte a este bungalow que era el único libre. Entonces, mi padre fue a buscar a la enfermera y me dijo que te desvistiese porque tus ropas estaban mojadas. Le hice caso, aunque procuré no mirarte demasiado, lo juro. Te quite la camiseta y los pantalones, pero no me atreví a quitarte nada más. Dentro de tus pantalones encontré una nota que no se leía bien y la dejé debajo de la lamparilla. Poco después, llegó la enfermera y me dijo que me fuera, que ya se encargaba ella. Imagino que ella fue quién te quitó la ropa interior y te puso esa. Yo esperé fuera. Me dijo que estabas bien, así que no me preocupé. Está mañana he madrugado un poco y he recogido tu ropa ya lavada. Te la he traído aquí y el resto de la historia ya la sabes.
Salí cautelosamente y miré al chico. La verdad es que era algo guapo. Era algo más bajo que yo, aunque no mucho. Tenía el pelo largo, pero lo llevaba recogido en una coleta. Era pelirrojo. Sus ojos eran azules, algo oscuros. Hacían buen contraste. Se veía que ya estaba algo desarrollado, aunque presentaba muchos rasgos faciales infantiles. Iba vestido con una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones cortos de color azul marino. En los pies llevaba puestas unas sandalias, pero las llevaba con calcetines. Me digné a hablarle.
-Perdón,-me disculpé- me he equivocado. Creía que querías violarme o algo peor. Muchas gracias por ayudarme.
-No ha sido nada- dijo mientras se sonrojaba-. Por cierto, me llamo Layle, ¿y tú?
-No estoy segura, he perdido la memoria, pero creo que me llamo Liria.
-Eso es un problema serio- dijo poniéndose un poco serio.- Ven a desayunar primero y luego vamos a hablar con la enfermera. A ver que te cuenta.
-Vale Layle- digo de manera feliz. Siento como si estuviera jugando con él, pero me hace gracia cuando se sonroja.

Miro a mi alrededor y veo un par de grupos de bungalows algo lejos del mío y, un poco más cerca, otros dos bungalows. Parece como si estuvieran el mío y los otros dos aislados de los demás. Desde aquí se ve el mar y algo de playa, aunque esta está algo tapada debido a unos acantilados.

Layle me guía a hacia un edificio grande, también hecho de madera. Entramos por la puerta y nos piden unas tarjetas de identificación un par de chicas colocadas en un mostrador. Layle le enseña la suya y les dice que yo soy la chica que apareció en la playa. Las recepcionistas asienten y me dejan pasar, no sin antes explicarme que, si voy a instalarme aquí, necesitaré una tarjeta de identificación. Veo un cartel grande y puedo leer varias cosas:
“Comedor- Sala V
Salón de actos- Sala X
Enfermería- Sala Y
Salas de entrenamiento- Ala Este (Para más información mirar cartel de la sala)
Despacho del director- Sala Au”

Creo que pone algo más, pero no puedo leerlo bien porque ya hemos avanzado demasiado. Vamos a entrar en una sala y veo antes de entrar un cartel encima de la puerta que pone:”Sala V, Comedor”. Deduzco que aquí vamos a comer. Layle me pide que le siga. Se dirige a una especie de mostrador en el que hay comida custodiada por espejos. Coge una bandeja y se pone encima algunos alimentos. Me dice que haga lo mismo y coja los mismos alimentos. Después de servirnos, me dice que valla con él a una mesa en concreto. Ahora mismo no hay nadie excepto nosotros dos y una cocinera en la sala, pero está ocupado preparando cantidades ingentes de comida y no nos hace mucho caso. Me fijo un poco en la comida. Parece carne, pero no te sabría decir que animal es. Está aderezado con puré de patatas con queso. Y parece ser que tenemos una pieza de fruta de postre. Creo que es una manzana, aunque siento que nunca he tenido contacto con una en mi vida. Tengo curiosidad por saber qué es exactamente este sitio. Parece una especie de campamento, pero no sabría decir de qué. Le pregunto a Layle:
-Oye, Layle, ¿qué es esto?
-¿Esto? Comida, ¿no la recuerdas?- Le miro con mala cara.
-No digo eso, me refiero a este sitio, ¿qué es?
-¡Ahh! Esto es un campamento destinado a entrenar a nuevas mutaciones.
-¿Nuevas mutaciones?-pregunto extrañada.
-Sí, te voy a contar la historia:
>>Resulta que hace unas tres generaciones se empezaron a notar algunas mutaciones en humanos bastante interesantes, tales como más músculos, mejor vista, oído, tacto... Vamos muchas. Parecía como si la humanidad fuera a desplegarse y convertirse en un montón de razas diferentes. Por suerte, en la primera generación conocida de mutaciones, los cambios afectaron a poca gente. Tal vez serían unos doscientos en todo el mundo, así que no se notó demasiado. Los gobiernos intentaron usarlos como soldados y llevarlos a la guerra, pero solo sirvió para desperdiciar la vida de muchos de ellos, ya que, aunque eran más fuertes que los soldados normales, esa superioridad no les sirvió de nada cuando les atacaban diez doce soldados. Los gobiernos se olvidaron de ellos, pero empezaron a crear mutaciones nuevas para que se convirtieran en soldados. Crearon así monstruos con una agilidad tanto física como mental que les permitía esquivar balas enemigas o seres con una piel más resistente que no podía ser atravesada por las balas normales. Pero algunos de estos supersoldados dejaron descendencia que heredó gran parte de las habilidades de su cuerpo. Por alguna razón, apareció una enfermedad que, aunque también podía afectar a humanos, volvía a las mutaciones muy violentas. Lo que hizo que se descontrolaran. De momento no existe ninguna cura definitiva contra la enfermedad, pero hay varias medicinas que la hacen más débil. A parte de la medicina es importante tener autocontrol y saber dominarse a uno mismo, así como a su mutación. Hay muchas mutaciones que se consiguen dominar según se va creciendo, pero otras no se empiezan a notar hasta que el cuerpo ya se ha desarrollado. Y ese es el papel de este campamento: Que las mutaciones aprendan a autocontrolarse y a dominar sus habilidades.
Estoy unos segundos asimilando toda esa información. Por fin, le pregunto:
-Entonces, ¿tú eres una mutación?
-Seh- responde con orgullo-. Bueno, otra cosa que se me ha olvidado decirte:  He usado la palabra mutaciones para que lo entiendas, pero en realidad nos llamamos...
-Neohumanos- le corto con toda la seguridad del mundo.
-Esto...sí- me responde dubitativo-¿Cómo lo sabes?
-No sé... Simplemente tenía el recuerdo de esa palabra.
-Entonces, podemos suponer que has tenido contacto con nosotros o has estado investigando, porque no es algo de lo que hablen en las noticias ni que enseñen en el colegio.
Me da que pensar. Creo que no es para nada descartable que tenga algo que ver con Neohumanos.  ¡Joder! No me acuerdo de nada acerca de mi pasado. Es horrible, creo que lo peor que puede sentir un humano: incertidumbre. No saber quién eres, qué has hecho, dónde has estado, qué quieres, a dónde vas... Es muy agobiante. Sin embargo, no estoy triste, ni enfadada. Simplemente, me siento desconcertada. Me adentro en los retazos de mi memoria buscando algunos conocimientos acerca de la amnesia. De momento, la única esperanza que tengo es que algo estimule mi memoria para que recuerde algo. Decido aferrarme a esa conexión entre los Neohumanos y yo. Estoy en un campamento lleno de ellos, seguro que alguno estimula mi cerebro.
El sonido de un timbre me aleja de mis cavilaciones. Miro a Layle para preguntarle, pero se me adelanta:
-Es el timbre despertador. Esta es la hora normal para levantarse, pero te he despertado antes porque me dijo mi padre que era conveniente que vayamos temprano a verlo. Siempre hay mucha gente en su despacho. Después vamos a la enfermería. Vámonos.
Me doy cuenta de que ya he terminado de comer y le sigo para dejar la bandeja. Después, salimos del comedor y nos dirigimos a una sala que su cartel indica que se llama Sala Au. Layle llama a la puerta y espera a que una voz le conteste que puede entrar. La verdad es que se ha oído algo lejos. Pasamos y me quedo asombrada con la habitación: Tanto el suelo, como las paredes y el techo están hechos de madera, pero no de la madera de los bungalows, esta tiene un color dorado y es brillante; como si fuera oro. Además hay algunos adornos en los muebles y algunas estatuillas hechas de oro. Busco al padre de Layle por toda la habitación, pero no hay rastro de él. Pero... antes he oído una voz, que probablemente fuese la suya. Sin embargo, aquí no hay nadie. Entonces oigo un sonido, como de agua caer. Más concretamente como si alguien tirara de una cadena. Entonces, veo abrirse una puerta en el fondo de la habitación y a un hombre en chándal saliendo de ella. Ya lo he comprendido...
-¡Buenas!- nos saluda-. Tú eres la chica de ayer, ¿no? La que apareció en la playa.
-Esto... sí- digo algo nerviosa por su entrada-. Hola.
-Bueno,-continúa- ¿y qué puedes contarme de ti?
-La verdad es que poco. Creo que me llamo Liria.
-¿Cómo que “crees”?
-He perdido la memoria, así que no estoy segura de nada, prácticamente.
-Vaya...- dice compadeciéndose-. Por cierto, no me he presentado. Yo me llamo Noah Sheek, y soy  el director de este campamento; aunque se parece más a una escuela. ¿Sabes a qué nos dedicamos?
-Más o menos, me lo ha contado Layle- le respondo todavía nerviosa, aunque ahora es simplemente por este hombre-. Entrenáis a Neohumanos.
-Yo diría que “entrenar” no es la palabra correcta. Más bien diría educar.
>> Jóvenes Neohumanos de diferentes zonas del mundo vienen aquí a aprender sobre sus habilidades. No solo a usarlas, sino también su origen, algo de física, para que tengan mejor control sobre ellas, biología, para que comprendan en que se basan... ya sabes, lo normal. Aunque aquí no solo vienen Neohumanos, también vienen humanos normales: familiares, amigos. Por lo general ayudan a controlar a los Neohumanos a los que han acompañado aquí o simplemente a hacerles compañía. Yo mismo, por ejemplo, estoy aquí, aparte de director, como el acompañante de Layle.
Entonces, el padre de Layle es humano... Imaginaba que era también Neohumano. Tal vez Layle lo ha heredado de su madre. Ya le preguntaré  más tarde por eso. La verdad, es que creo que tampoco me ha dicho cual es su habilidad. Voy a preguntárselo, porque su padre lleva un rato callado y me está poniendo nerviosa.
-Oye, Layle. No me has dicho en qué consiste tu habilidad.
-Ni tengo intención de contártelo-responde cambiando su humor de una forma muy drástica.
-¿Por qué?- Está de malas y no quería seguir presionándole, pero no he podido evitarlo.
-No le gusta hablar del tema- le corta su padre antes de que pudiese hablar-. Su habilidad es un tanto desagradable. Por favor, no toques el tema.
-Lo siento- de repente, me siento terriblemente mal.
-No te preocupes – me consuela-. Por cierto, ¿qué piensas hacer a partir de ahora?
Me pilló de improviso. Me quedo un par de minutos pensando. ¿Que qué iba hacer?, me pregunta. ¿Qué puedo hacer? De momento sé que no tengo ningún recuerdo previo a este campamento. Para recuperar la memoria tengo que estimularla con cosas relacionadas con mi pasado. También sé que tengo o he tenido algo que ver con Neohumanos y que este campamento está lleno de ellos. Creo que la respuesta es simple:
-Parece ser que he tenido algo que ver con Neohumanos y este campamento me sería muy útil para ayudarme a recordar- no estoy del todo segura, pero es lo único que se me ocurre-. Como acompañante sé que no podría acompañar a nadie, pero tal vez pueda trabajar de alguna forma. Como camarera o algo por el estilo. No hace falta que me pague.
-No estoy en contra de tu proposición de trabajar gratis para mí- dice esbozando una sonrisa-, pero creo que te vendría mejor entrar como Neohumana.

2 comentarios:

  1. Parece que ha empezado a visitaros alguien mas aparte de mi pero como bien deciis es gracias a las fotos y no por otras causas que ahora no vienen a cuento , normalmente usaria el chatbox de mierda este que habeis puesto ( al final resulta util y todo ) pero no me deja usarlo por razones que desconozco (espero que no hayais tenido nada que ver con eso ). Se que e escrito con una ortografia pesima y q ahora mismo a xiul se le estaran cayendo los ojos de las ccuencas pero no estoy aqi por eso . Aver si subers esl segundo capi de esto que estas intentando escribir .
    PD: soy Segra04, no, no e olvidado la contraseña otravez, pero no tengo ganas de entrar con la cuenta.
    PPD ahora que lo pienso mejor creo q por eso no me deja suar el chatbox ¬¬ bueno da igual , aqui va el primer comentario de la entrada

    ResponderEliminar
  2. Es que me da algo de perecilla, pero ya llevo un par de páginas del segundo. Por cierto, me debes un par de ojos nuevos.

    ResponderEliminar